¿Te sientes extraña en tu cuerpo? Lee esto: un abrazo honesto para tu yo del postparto 🤍
Hay momentos en los que te miras al espejo y no te reconoces.
No es solo la barriga más blanda o las caderas distintas. Es una sensación más profunda: como si tu cuerpo hubiera cambiado de idioma y tú ya no supieras cómo comunicarte con él.
Y es que el postparto no solo transforma tu rutina y tus prioridades. También transforma tu cuerpo. Y muchas veces, eso duele.
Tu cuerpo ha cambiado… pero no está roto
Durante el embarazo, cada cambio en tu cuerpo tenía un propósito visible: estabas creando vida.
Pero después del parto, parece que tu cuerpo "ya no tiene excusa" para no volver a ser como antes. Y cuando no lo hace, empiezas a cuestionarlo… o a cuestionarte a ti misma.
La verdad es esta:
Tu cuerpo no necesita volverse a ganar tu amor.
Tu cuerpo merece tu amor, tal como es ahora.
Porque no te falló.
Te sostuvo.
Y lo sigue haciendo.
No necesitas “volver a ser tú”
Tal vez no te sientas sexy.
Tal vez tu ropa favorita ya no entra.
Tal vez hay estrías donde antes había firmeza.
Y está bien.
No necesitas “volver” a nada.
Estás creciendo, renaciendo, reconstruyéndote.
Sigues siendo tú, aunque distinta.
Y eso no te hace menos mujer. Te hace más humana.
¿Cómo empezar a reconciliarte con tu cuerpo?
💛 Habla de esto. No lo guardes. Comparte lo que sientes con otras mujeres reales.
💛 Trata a tu cuerpo como a tu bebé: con ternura, paciencia y respeto.
💛 Llena tus redes de contenido real. No más cuerpos “recuperados” en 3 semanas.
💛 Celebra pequeñas cosas: una caminata, un baño en calma, una siesta sin culpa.
Recuerda: no necesitas amar tu cuerpo todos los días para respetarlo siempre.
Estás en transición, no en pérdida
El cuerpo del postparto no está fallado. Está en proceso.
No se trata de recuperarte, sino de reconciliarte. De darte espacio para sentir, sanar y redescubrir quién eres ahora.
Hoy no te pido que te adores frente al espejo.
Solo que te trates con la misma compasión con la que tratarías a una amiga.
Con palabras suaves. Con amor sin condiciones.
Porque tú también necesitas que te cuiden.