Llega el final del día. Tu bebé parece haber comido bien, tiene el pañal limpio, no tiene fiebre... pero de pronto, empieza a llorar. Y llora. Y llora. Nada parece calmarlo. ¿Te suena?
Si tu bebé es menor de 5 meses y llora por más de 3 horas al día, más de 3 días a la semana, puede estar atravesando lo que se conoce como cólicos del lactante.
Y aunque suena inofensivo, para una mamá agotada y preocupada, puede ser profundamente desesperante.
Pero respira. No estás sola. Y sí, hay formas de aliviarlo.
¿Qué son exactamente los cólicos del lactante?
Los cólicos no son una enfermedad, sino un episodio de llanto inconsolable en un bebé sano. Suelen aparecer entre la segunda y sexta semana de vida y desaparecen, como llegaron, hacia el tercer o cuarto mes.
La causa exacta todavía se discute, pero se cree que puede deberse a una combinación de:
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Inmadurez del sistema digestivo
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Gases atrapados o dificultad para expulsarlos
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Estímulos excesivos durante el día
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Intolerancias (como a la proteína de la leche o lactosa en fórmula)
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Estrés o tensión emocional (sí, los bebés también sienten)
Aunque tu bebé no pueda decirlo, algo lo incomoda profundamente, y su única forma de expresarlo es a través del llanto.
¿Cómo saber si tu bebé tiene cólicos?
Los cólicos del lactante se presentan generalmente con:
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Llanto intenso e inconsolable (más en la tarde-noche)
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Puños apretados, piernas encogidas, rostro enrojecido
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Abdomen tenso, espalda arqueada
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Gases o necesidad de eructar con frecuencia
Es importante consultar al pediatra para descartar otras causas de malestar (reflujo, alergias, infecciones), pero si todo está bien y el patrón se repite… probablemente estés lidiando con cólicos.
Cómo aliviarlos sin volverte loca
Aquí no hay fórmulas mágicas, pero sí muchas pequeñas acciones que pueden ayudar a tu bebé y darte algo de paz:
1. Carga, mueve, contiene
El contacto físico es oro. Portea, cárgalo en brazos, haz movimientos suaves. Muchos bebés se calman con el vaivén, el calor del cuerpo y el latido de mamá.
2. Masajes y ejercicios
Masajes en el abdomen con movimientos circulares (en sentido de las agujas del reloj), "bicicleta" con las piernas o colocar al bebé boca abajo sobre tu brazo pueden ayudar a liberar gases.
3. Ruido blanco y ambiente tranquilo
A veces lo que necesitan es desconectarse del mundo. Usa una máquina de ruido blanco o simplemente cántale suave. Apaga luces, reduce estímulos y abraza el silencio.
4. Revisa su alimentación
Si das pecho, observa si algún alimento tuyo genera más gases. Si usas fórmula, consulta al pediatra por posibles cambios o versiones hipoalergénicas.
5. Cuida de ti también
Sí, esto también es importante. No estás fallando. No eres mala madre. No estás haciendo nada mal.
Los cólicos no duran para siempre, aunque ahora parezca que sí. Pide ayuda. Respira. Come. Duerme cuando puedas. Cuídate, porque tu bebé te necesita bien.
Esto también pasará… aunque ahora no lo parezca
Los cólicos del lactante son una etapa difícil, intensa y emocionalmente agotadora, pero tiene un final.
Tu bebé crecerá, su sistema digestivo madurará, y esa calma que tanto anhelas va a llegar.
Mientras tanto, permítete sentir lo que sientes. Llora si necesitas. Pide relevo.
No necesitas ser perfecta, solo presente.
Y si hoy tu bebé llora sin parar y tú también sientes que no puedes más, que este texto sea tu recordatorio: lo estás haciendo bien. Lo estás haciendo con amor. Y eso es más que suficiente.