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Todo sobre mamás y bebés

La risa del bebé, todo lo que debes de saber

La risa del bebé, todo lo que debes de saber

 

Es algo tan grande y tan pequeño a la vez, pero detrás de la risa del bebé hay todo un proceso biológico increíble.

Las primeras sonrisas del bebé son algo que, más que guardado en una foto, se lleva en la memoria. Son inocentes, graciosas, espontáneas y pueden hacer que el mundo se detenga en ese instante tan enternecedor. Fuera del amor que nos provocan estas risas y sonrisas, ¿sabes cómo comienzan a surgir estos gestos?

La sonrisa es una forma suave y silenciosa de risa. De ahí que los bebés más pequeñitos sonrían más y aún no comiencen a reír. Es como el gatear y caminar, suele llegar siempre primero una que la otra. Por lo regular, un ser humano empieza a reírse hasta los cuatro meses de edad, señala Robert Provine profesor de Psicología y Neurociencia en la Universidad de Maryland.

Sin embargo, cuando apenas han pasado 14 días de su nacimiento, los bebés ya logran reaccionar ante la voz de los humanos más cercanos. Normalmente lo hacen sonriendo. Esto es un reflejo de su bienestar, de que todo anda bien con lo que sienten internamente, de que no tienen hambre o sueño o no hay un pañal sucio que les moleste. Incluso, mientras duermen es posible verlos sonreír por todo este panorama que los arropa.

La sonrisa también va cambiando. Al mes de vida, esta ya es una verdadera expresión facial; a partir del segundo mes, su sonrisa logrará estirar los labios. Cuando notes estos cambios, estarás en la antesala para escuchar esas anheladas risas de tu bebé.

La risa y sonrisa social

Los juegos constantes con tu bebé provocan un lazo de confianza y comodidad. Es común que sus seres queridos realicen ciertos movimientos, cantos y rutinas para lograr obtener risas del bebé.

Al principio, estas serán del tipo “social”, es decir. Los bebés no se ríen porque entiendan lo que dice una canción o los chistes que hagan los adultos o niños que le rodean, sino que simplemente imitan ese movimiento facial y sonidos que quien está frente a ellos emite.

Otro tipo de risas también aparecerán ante estímulos nerviosos, como las cosquillitas que les hacen. ¿Alguna vez has notado lo que pasa al soplarles en su pancita?

A partir de los 8 meses de edad, la risa de los bebés deja de ser solo imitación y se comienza a dar por satisfacción, es decir, cuando el bebé se ríe por verdadera alegría. Cuando ya pasan el año de vida, empiezan a entender cómo funciona su mundo y las cosas que les gustan y provocan risa; ya entienden lo que es divertido y lo que sale de lo cotidiano, como que su hermanita llore con la cara embarrada de pastel.

Conforme pase el tiempo, los niños comienzan a comprender bromas sencillas. Esos fantásticos ataques de risa que suelen ser tan contagiosos los verás ya cerca de los 4 años. Así que prepara tu cámara de video para capturar esos momentos, pero lo más importante, antes de grabarlos disfrútalos y ríndete a la risa con ellos.

Reír un poco para vivir felices

Así como a los adultos no nos hace nada mal reír diariamente, a los niños tampoco. La razón es que la risa produce una serie de movimientos internos que dan bienestar a todo el organismo.

Y no nos referimos solo a que se mueven músculos de la cara y el abdomen, sino a una liberación importante de endorfinas —las llamadas hormonas de la felicidad— y actúa como analgésico natural. Hay pruebas que han demostrado que la risa disminuye la presión sanguínea, favorece el sistema inmunológico y reduce el estrés.

Para los niños es necesaria para poder crear y afianzar un buen vínculo con los padres. De ahí la importancia de que los juegos con ellos sean constantes y de calidad. Sorpréndelos con gruñidos, sonidos y gestos que les hagan reír. Descubre qué puntos de su cuerpo son más propensos a las cosquillas y actívalos. Notarás los estímulos que más les gustan porque tu bebé te hará saber que quiere que los repitas.

Con una buena rutina de risas diarias, tu bebé pasará sus días más feliz. Esa condición provocará mejores habilidades sociales. Reír y sonreír se contagia, ¿no es acaso un “virus” que sí te gustaría tener todos los días?

La risa es contagiosa. Si te pareció interesante esta entrada de nuestro blog,

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